
Hablemos del Estrés Postraumático
julio 1, 2025
Insomnio emocional: cuando lo que no se dice, no se duerme
julio 15, 2025Vivimos en una época en la que muchas personas optan por irse ante el primer conflicto. La cultura actual promueve con frecuencia la idea de que si algo cuesta, incomoda o duele, es mejor soltarlo.
«Se ha instalado la creencia de que el amor real no debe doler, que si hay que “luchar” por una relación es porque ya no funciona, y que cada crisis es una señal de que debemos alejarnos».
Sin embargo, no siempre es así. Existen relaciones que atraviesan momentos difíciles no por falta de amor, sino por falta de herramientas emocionales. Relaciones donde los conflictos podrían resolverse si ambas partes supieran dialogar, poner límites, reparar y sostener la diferencia sin interpretarla como una amenaza.
Quedarse no significa aguantar, significa comprometerse
Aprender a quedarse no tiene nada que ver con tolerar lo intolerable. No se trata de justificar el maltrato, la deslealtad o la falta de compromiso. Se trata de entender que en una relación sana también habrá desacuerdos, malos entendidos, momentos de desconexión y dudas.
Quedarse implica elegir trabajar en el vínculo cuando hay una base emocional sólida, cuando ambas personas tienen disposición al cambio y a la escucha. Es apostar por construir algo real, lejos de la fantasía del amor ideal que no presenta dificultades.
Irse también es válido, pero no siempre es la única opción
El mensaje de “si no te hace feliz, suéltalo” puede ser útil en algunos casos, pero peligroso en otros. Hay vínculos que pueden fortalecerse si ambas partes aprenden a enfrentar el conflicto desde la madurez.
«A veces no es la relación la que está fallando, sino las habilidades relacionales que no nos enseñaron a desarrollar».
Detrás de muchas rupturas hay problemas no resueltos que se repiten en el próximo vínculo: miedo al compromiso, dificultad para comunicar emociones, baja tolerancia a la frustración o la expectativa de que el otro nos complete.
El amor maduro no evita los problemas, los atraviesa
Una relación sólida no se construye evitando el conflicto, sino aprendiendo a transitarlo sin destruirse mutuamente. Requiere tiempo, esfuerzo, autocrítica y empatía. Y también implica reconocer cuándo el problema no es el otro, sino nuestra propia dificultad para quedarnos cuando algo no es perfecto.
Aprender a quedarse implica revisar nuestras reacciones automáticas, dejar de idealizar al otro, y comenzar a asumir nuestra parte de responsabilidad. Es poder decir: “Esto no está funcionando como quisiera, pero en lugar de irme, quiero entender qué está pasando y si podemos repararlo”.
No todos los vínculos deben ser salvados, pero tampoco todos deben terminar. En un mundo que romantiza el desapego rápido, tal vez el acto más revolucionario sea quedarse, cuando quedarse implica crecer.
«Quedarse no es una decisión que se toma desde el miedo a estar solo, sino desde la madurez emocional de construir con otro desde la realidad, no desde la fantasía».
Aprender a quedarse también es sanar. No porque toda relación merezca una segunda oportunidad, sino porque aprender a quedarnos cuando vale la pena también transforma la forma en que nos vinculamos con nosotros mismos y con los demás.
Equilibrio Mental Health, equilibrando emociones.
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