
Cuando el miedo se disfraza de frialdad
octubre 14, 2025
Formas de (no) amar que dan miedo
octubre 28, 2025Hay frases que se repiten una y otra vez en muchas sesiones de terapia:
- Es que él me hizo daño.
- Ella me trató mal.
- No me dio el lugar que merecía.
Y sí, claro que puede ser cierto.
Hay vínculos que duelen, personas que no saben amar de forma sana y experiencias que dejan heridas profundas.
Pero cuando el patrón se repite —cuando siempre terminas en el mismo punto de decepción, vacío o frustración—, es necesario hacer una pausa y mirar más allá del dolor: ¿Cuál es mi parte en esto?
El refugio cómodo (y peligroso) del rol de víctima
El rol de víctima puede convertirse, sin darnos cuenta, en un refugio emocional. Es un lugar donde todo lo malo que ocurre parece tener una causa externa, donde la culpa está afuera y nosotros solo reaccionamos a lo que los demás hacen o dejan de hacer.
En apariencia, esto alivia. Nos da una explicación, una narrativa de por qué sufrimos. Pero tiene un costo altísimo: nos arrebata el poder personal.
«Cuando culpas al otro por tu tristeza, por tu ansiedad, por tu sensación de vacío, estás entregando tu bienestar emocional a manos ajenas».
Tu felicidad depende entonces de lo que otra persona haga o no haga. Y en ese acto inconsciente, te desconectas de ti, de tu capacidad de actuar, de elegir distinto.
Observar el patrón que se repite
Detente un momento y piensa en tus relaciones pasadas. ¿Notas un hilo conductor entre ellas? Los nombres cambian, los escenarios varían… pero el final muchas veces se parece.
Quizás siempre terminas con personas que no están disponibles emocionalmente. O te descubres adaptándote de más, poniendo al otro en el centro, tolerando actitudes que desde el principio te incomodaban.
Y lo haces, quizás, porque estás buscando algo que te faltó: validación, seguridad, reconocimiento, amor.
No lo haces por debilidad, sino porque estás intentando, sin saberlo, sanar con otros lo que una vez dolió en tu historia.
Responsabilidad no es culpa, es poder
Asumir responsabilidad emocional no significa culparte. Significa reconocer que tienes poder sobre lo que eliges, lo que toleras y cómo respondes a lo que te sucede.
Decir:
- “Yo elegí quedarme cuando ya sabía que eso me hacía daño.”
- “Yo no puse el límite a tiempo.”
- “Yo idealicé a alguien que nunca fue lo que imaginé.”
No es autoflagelarte. Es darte la oportunidad de entender que, si tú tuviste un rol en la historia, también tienes poder para escribir una nueva.
Esa es la diferencia entre culpa y responsabilidad: la culpa paraliza, la responsabilidad transforma.
Dejar el rol de víctima es un acto de madurez emocional
Cuando dejas de culpar al otro y comienzas a observarte, algo se reorganiza por dentro. Empiezas a identificar tus heridas, tus mecanismos, tus límites y tus verdaderas necesidades.
Y entonces, dejas de repetir lo mismo. Empiezas a elegir distinto.
«Salir del rol de víctima no es negar el dolor ni justificar lo injustificable. Es decirte a ti mismo: “Esto me dolió, pero ya no quiero seguir viviendo desde esa herida”».
Significa:
- Dejar de normalizar lo que no está bien.
- Poner límites, aunque genere incomodidad.
- Dejar de romantizar el sufrimiento.
- Elegir relaciones recíprocas, donde haya cuidado y respeto.
- Tomar decisiones que te hagan bien, aunque impliquen soltar.
La responsabilidad emocional: el camino de regreso a ti
La responsabilidad emocional es comprender que tu bienestar es tu tarea. No puedes controlar lo que los demás hacen, pero sí puedes decidir cómo reaccionas, qué permites y qué construyes.
Ser responsable emocionalmente no te vuelve duro, egoísta o distante. Te vuelve presente, consciente y libre.
Porque ya no necesitas que otro cambie para sentirte en paz; tú eliges qué te acerca y qué te aleja de esa paz.
«Cuando asumes tu responsabilidad, recuperas el poder de elección. Ya no eliges desde la carencia, sino desde la plenitud. Ya no buscas que alguien te salve, porque entiendes que puedes sostenerte».
Y desde ese lugar, las relaciones cambian. Dejan de ser intentos desesperados por llenar vacíos y se transforman en espacios donde compartir desde la autenticidad y el equilibrio.
Puedes empezar hoy
Si te descubres repitiendo los mismos patrones, culpando a los demás o atrapado en vínculos que te duelen, no estás solo.
Todos, en algún momento, hemos necesitado aprender a dejar de culpar para poder sanar.
En terapia, puedes encontrar un espacio seguro para comprender tu historia, reconocer tus heridas y recuperar tu poder.
Porque sanar no es olvidar lo que pasó, sino reaprender a mirarte con compasión y decidir conscientemente cómo quieres vivir a partir de ahora.
Agenda tu sesión y empecemos a trabajar en tu responsabilidad emocional: tu felicidad depende de ti.
Equilibrio Mental Health, equilibrando emociones.
@equilibriomh
equilibriomentalhealth@gmail.com




